La historia de la percha de ropa
Los colgadores de ropa son un objeto simple con el que muchos de nosotros interactuamos a diario: sostienen nuestros suéteres, se enredan irremediablemente entre sí cuando guardamos la ropa limpia y crean ondas desagradables en los hombros de nuestras camisetas. Es difícil pensar en un artículo para el hogar más banal, pero incluso la percha tiene sus secretos. El artículo en sí apenas ha cambiado desde su invención, pero la forma en que nuestra cultura se relaciona con la percha sí lo ha hecho; de muchas maneras, la humilde percha ilustra el alcance de nuestra ambición, imaginación creativa e ingenio.
Al principio
Algunos historiadores han sostenido que el primer objeto tipo colgador de ropa debería atribuirse a uno de nuestros padres fundadores, en este caso, Thomas Jefferson. Jefferson creó un dispositivo para "ahorrar espacio" para un armario en su casa en Monticello, que podría haber sido un precursor de la percha que conocemos y usamos hoy. Sin embargo, el es que la percha de ropa moderna que usamos hoy en día fue inventada por primera vez en 1860 por O.A. North, quien diseñó un gancho para ropa que ahorra espacio (que Dios lo bendiga). El colgador original que creó North consistía en un trozo de alambre que tenía dos óvalos estrechos unidos en el medio con un giro y un gancho para el estante encima. Básicamente, imagine una percha de alambre estándar, pero con dos óvalos unidos donde ahora veríamos una forma de triángulo.
La necesidad es la madre de la invención
Saltando casi 100 años (puede que no sorprenda a nadie saber que no siempre hubo mucho entusiasmo en torno a las perchas), llegamos a la década de 1970, antes de que se aprobara Roe v. Wade. Aunque el aborto fue ilegal hasta 1973, millones de procedimientos ilegales aún ocurrieron antes de esa fecha. El símbolo más famoso de este hecho, por supuesto, es la percha.
Discutir el “aborto colgado” hace que muchos se estremezcan: la espantosa respuesta visceral que invocan estos abortos ilegales es incómoda, por decir lo menos. Aunque muchas personas piensan que son un mito, los abortos colgados fueron de hecho un procedimiento muy real que muchas mujeres que necesitaban abortar se vieron obligadas a realizar ante la falta de atención reproductiva segura, legal y asequible. En un ensayo de 2003 para El New York Times, el ginecólogo Waldo Fielding escribió que, mientras trabajaba como obstetra-ginecólogo en Nueva York antes de Roe v. Wade, fue testigo de “varias mujeres [que habían] llegado con una percha todavía en su lugar. Quienquiera que lo haya puesto, tal vez la propia paciente, lo encontró atrapado en el cuello uterino y no pudo quitarlo”.
Aunque muchas personas piensan que son un mito, los abortos colgados fueron de hecho un procedimiento muy real.
Los abortos colgados son tan horribles y peligrosos como suenan. Varios estudios sobre esta práctica espantosa, incluido uno pulsado con el Instituto Nacional de Salud en 2009, han descrito el método por el cual algunas mujeres intentaron abortar sus embarazos usando perchas. Según dichos estudios, el procedimiento consiste en un intento de extraer un feto del útero mediante la inserción de un gancho de alambre en la vagina y a través del cuello uterino. Incluso ahora, la imagen de la percha persiste como un símbolo de los extremos peligrosos a los que llegarán las mujeres, desesperadas por encontrar un medio para interrumpir embarazos no deseados en países que hacen cumplir las prohibiciones orwellianas sobre la agencia reproductiva.
Perchas de Hollywood
Incluso Hollywood se dio cuenta de la asociación abierta entre perchas y abortos. Menos de una década después Roe contra Wade, nos dio a Mommie Dearest, la imagen definitiva de una "mujer loca", que contiene la infame línea "¡No hay perchas de alambre!"
En la película de 1981 sobre Joan Crawford, el personaje de Crawford (interpretado por Faye Dunaway) está desesperada por tener un bebé, pero en cambio tiene varios embarazos que terminan en aborto espontáneo. Más tarde, después de que adopta a varios niños, sus tendencias obsesivo-compulsivas se transforman en un comportamiento abusivo. La infame línea de "perchas de alambre" viene en un ataque de ira dirigido a sus hijos adoptivos; La escalofriante escena tiene lugar después de que los niños se han ido a la cama, y Crawford (que se ve como un fantasma en la iluminación de la escena) saca uno de los vestidos rosa y blanco con volantes de su hija que está en una percha de alambre del armario y en una voz temblorosa grita:
¡Sin perchas de alambre! ¿Qué hacen las perchas de alambre en este armario cuando te dije que nunca hay perchas de alambre? Trabajo y trabajo hasta que estoy medio muerto, y escucho a la gente decir: "Se está haciendo vieja", ¿y qué obtengo? ¡Una hija que se preocupa tanto por los hermosos vestidos que le doy como por mí! ¿Qué hacen las perchas de alambre en este armario? ¡Respóndeme!
Los niños se encogen y se esconden debajo de sus almohadas y mantas durante la diatriba de Crawford mientras tira toda la ropa de su hija del armario para buscar más perchas de alambre. Los hijos de Crawford le tienen terror, pero también están familiarizados con este tipo de ira desenfrenada. Gritan "¡Por favor, mami!" mientras Crawford destroza el armario.
El simbolismo es inconfundible: una mujer con una enfermedad mental grave que deseaba desesperadamente tener hijos termina abusando de sus hijos y empleando la percha, el símbolo del aborto, como método para controlar a sus hijos a través del miedo (y la propia Crawford también tuvo al menos un aborto ilegal en sus años de juventud). Algunos analistas de la cultura pop han interpretado esta fijación con las perchas como una metáfora del estigma que rodea al aborto y las intensas presiones de la maternidad.
